En mi instituto no ardían coches, pero los aseos de los pasillos estuvieron cerrados una buena temporada porque alguien utilizó un lavabo como váter. También era normal escuchar «puta», «friki» o «gordo» seguido de alguna risita, y se rumoreaba que alguien pasaba droga a través de la valla. Recuerdo que en todos los grupos de mi promoción había al menos un par de alumnos con pocas ganas de estudiar que se dedicaban a reventar clases y vacilar al profesorado. Y, desde luego, no se me olvidará jamás el silencio que inundó el aula cuando nos dimos cuenta de que habíamos hecho llorar a una profesora.
Y el mío, creo, no era un instituto especialmente conflictivo. Aún lo recuerdo con nostalgia como un lugar cálido donde el compañerismo le ganaba terreno al bullying y el esfuerzo de los docentes acababa imponiéndose sobre la agitación de las hormonas adolescentes.
HIT (Joaquín Oristrell, 2020-) se centra en esa parte oscura de la educación secundaria, en los problemas de convivencia y en los balas perdidas. Nos introduce, entre tonos fríos y música urbana, en un instituto donde la quema de cuatro coches es solo una muestra más de la hostilidad que impera en su día a día. Su directora confiará en Hugo “HIT”, ex maestro con una metodología poco habitual, para tratar con sus alumnos más problemáticos. Y aunque el protagonista se nos presente como una especie de gurú de la enseñanza polémico, arrogante y con tantos traumas como sus nueve alumnos, se le acaba cogiendo cariño porque evoluciona y mejora a la par que lo hacen sus protegidos.
HIT (RTVE)
Una realidad incómoda
Con el estreno del primer capítulo, las voces críticas no tardaron en indignarse en Twitter por la «exageración» de la trama que proponía. Sin embargo, otras muchas respondieron que sí, que esas cosas pasan también en los institutos españoles. Quizá no a la vez —quizá se han tenido que agrupar temas y subir el drama porque no deja de ser una serie de televisión—, pero pasan.
En ese sentido, quede constancia de que una ficción no debe ser realista para ser válida, pero en este caso HIT, aunque sin el naturalismo de Skam (Estíbaliz Burgaleta, 2018-2020), sí busca asemejarse todo lo posible a la realidad —sin comprometer con ello el entretenimiento—. Ya lo anuncia con su estética, que a ratos recuerda al documental, pero el esfuerzo por lograr la verosimilitud va más allá, empezando, por supuesto, por la documentación. Durante el proceso creativo, el equipo contó con la asesoría de profesionales, asociaciones y otros representantes de los tres grupos más involucrados en el ámbito educativo: alumnos, docentes y padres. Y eso, queridas voces críticas de Twitter, se nota.
HIT (RTVE)
Tendemos a creer que la vida de todos funciona, en general, exactamente igual que la de nuestro barrio. HIT ha llegado a quitarnos de un tortazo esa idea tan ingenua, a sacar a colación no solo los problemas de convivencia en los centros (que no suceda en todos, no significa que no suceda), sino también los de un sistema educativo que hace tiempo que dejó de estar a la altura de las circunstancias. Ese es su principal objetivo, y por eso se han esforzado tanto en rodear su mensaje de realismo.
El compromiso de TVE
Merlí (Héctor Lozano, 2015-2018) y su spin-off, Élite (Montero y Madrona, 2018-), Skam España, e incluso algunos regresos, como El internado: Las Cumbres (Laura Belloso, 2021-): las series adolescentes han recuperado su presencia en la ficción española después de años de sequía. Pero la que llegó de la mano de nuestra televisión pública es, precisamente, la más cruda.
HIT (RTVE)
Con un tono áspero y directo y un protagonista poco correcto, HIT trata temas peliagudos, desde la desprotección de los docentes hasta problemas juveniles que no siempre encuentran cabida en las ficciones adolescentes: acoso, adicciones, pornografía, autolesiones… e incluso independentismo. Hasta su creador, Oristrell, comentó que de entrada podría parecer más un proyecto para una plataforma. Con una audiencia un tanto envejecida, quizá no es lo que esperaríamos encontrar en TVE… Pero es, sin duda, donde tenía que estar.
Al fin y al cabo, HIT habla de España: de nosotros, de nuestros profesores, de la lucha de nuestros adolescentes, de la realidad de nuestros centros. Así que la cadena, como el servicio público que es, hizo lo que debía: apostar por un proyecto muy nuestro, con un incuestionable valor social, independientemente de sus probabilidades de éxito en lo referido al share. Y le salió bien, porque la serie logró atraer a un público adolescente que le estaba costando mantener a TVE, al que le habla de frente, evitando discursos condescendientes. Pero también le interesó a padres y docentes, colándose en nuestros salones, como pretendían, para abrir conversaciones no solo en las redes, sino también dentro de la familia.
HIT (RTVE)
Con el apoyo de la cadena, HIT se ha esforzado por transmitir valores a los adolescentes, por recordarnos la importancia de fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional y por hacer una reflexión crítica sobre el sistema educativo español, abriendo debates y lanzando preguntas a sus espectadores. Pero aún hay mucho que decir sobre este tema, así que espero con ganas esa segunda temporada que ya está en desarrollo.
En un momento en el que toman fuerza discursos del pasado, en el que perdemos derechos e impera el egoísmo, enfrentados a una crisis climática, económica y ahora también sanitaria, nuestra mayor esperanza reside —como siempre— en la educación. Por eso, creo que podemos estar de acuerdo en que la decisión de nuestra televisión pública sobre poner nuestro sistema educativo en tela de juicio en prime time es algo que debemos celebrar.
HIT está disponible en RTVE a la carta.
Enhorabuena por el trabajo.
Ha sido un artículo muy objetivo y muy acertado. Estoy totalmente de acuerdo con tu exposición, hay que mejorar el sistema educativo, ya que es la base de todo.