Este viernes se estrena en cines la última película de Carla Simón, Alcarràs. La película, que llega a las salas de la mano de Avalon, promete ser el centro de atención de esta temporada de premios tras llevarse el Oso de oro en la última edición de la Berlinale. Con este segundo largometraje, Carla Simón parece más que encaminada a consagrarse como un referente absoluto del cine patrio actual.
Como aún quedan unos días antes de que podamos disfrutar de lo último de la directora, creemos que es importante volver a su ópera prima, Verano 1993 (2017) —aunque su título original es Estiu 1993—, para revisar algunos de los aspectos que la convirtieron en una de las películas más importantes de su año. Como este artículo vale tanto para predicar a los conversos como para convencer a quienes no la hayan visto de que se lancen a ver Verano 1993, está totalmente libre de spoilers.
Un universo infantil
Carla Simón aburriéndose con Laia artigas en el rodaje de Verano 1993
Ojo, que no infantilizado. Mientras que plasmar la voz y visión de los más pequeños parece una tarea titánica en ficción, Carla Simón se mueve con soltura y atino en el mundo Frida (Laia Artigas), la protagonista de la película. De una manera u otra, ver a Frida jugar y aburrirse es emocionante, no porque la cinta esté llena de locas aventuras y acción, sino porque la mirada de su protagonista es sincera.
Mientras avanzamos por Verano 1993, Frida explora nuevos lugares y se enfrenta al cambio que supone irse a vivir con sus tíos de repente —las circunstancias de este cambio prefiero dejarlas en el aire, por si acaso—. La narración está fragmentada casi como los recuerdos furtivos que se resisten a escapar en la adultez. Este sencillo hecho, sumado a la genialidad con la que se plantean la candidez e ingenuidad infantiles —sin caer en simplificaciones ni hacer como si los niños fueran tontos— nos recompensa como espectadores, llevándonos a una intimidad muy particular. Aunque nosotros entendamos lo que pasa en un segundo plano, seguir a Frida mientras une los puntos es un viaje emocional intenso, duro, y que merece la pena emprender.
Intimidad y costumbrismo
Imagen promocional de Verano 1993
Este aspecto de la película sería casi imposible sin el anterior y viceversa. Esto es porque el mundo de Frida es sincero, sí, pero es que además, este se sitúa en un entorno que encierra no menos verdad. Y es que, en efecto, uno de los mayores puntos fuertes de la película reside en cómo construye su atmósfera.
La luz y el calor propios del verano, el ir de acá para allá para jugar, esperar a que los mayores terminen de trabajar o ir a las fiestas del pueblo... Carla Simón reúne en Verano 1993 los elementos necesarios para hacer que el verano que vemos en pantalla no solo tenga los elementos reconocibles de esa estación, sino que además estos se filtren en la trama y la propia esencia de la película, convirtiéndose a la vez en pátina y núcleo del film.
Merece una mención aparte cómo está película, estando rodada en catalán, logró hacerse imposible de ignorar tras su estreno. En una industria que parece mirar casi exclusivamente a Madrid, donde el “castellano neutro” es el idioma por defecto, no solo es reconfortante ver cómo una película en otra lengua del territorio español cosecha premios y alabanzas, sino que además, el catalán sirve como catalizador último y más evidente del universo en el que se mueve la historia de Verano 1993.
Un final perfecto
Imagen promocional de Verano 1993
Con tranquilidad, en clave baja y con todos los elementos en su sitio. Así es como Carla Simón nos lleva hacia una escena final que condensa y resuelve todos los conflictos de la película.
Es aquí donde toca reivindicar no ya una película que está muy lejos de necesitar cualquier defensa externa, sino la propia manera en la que el final está contado. La puesta en escena de Verano 1993 apoya de principio a fin una narrativa íntima, que precisamente por ser así, transmite más que cualquier monólogo desbocado. El ritmo de la película y todas sus particularidades sirven de pasarela para que veamos las heridas que ha estado escondiendo un verano, en principio idílico, pero marcado para siempre por el dolor.
¿Dónde puedes ver estas películas?
Alcarràs estará disponible en cines este viernes 29 de abril.
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