¿Qué hizo Segundo de Chomón para ser considerado “el Méliès español”? En su 150 aniversario, recordamos dos películas en las que su colaboración fue crucial: Cabiria (Pastrone, 1914) y Napoleón (Gance, 1927).
Chomón fue un cineasta español que cambió el rumbo de la historia del cine, conocido como “el Méliès español”. Porque era de Teruel y porque fue tan innovador como el propio Georges Méliès. Pero aunque incluso lucían el mismo bigote, ambos cineastas tuvieron carreras muy distintas. Mientras Méliès cultivó un éxito internacional, nuestro Segundo de Chomón quedó injustamente en un segundo plano. Director de cine mudo, especialista en montaje, trucajes y efectos, pionero del cine de animación y fantástico, y técnico de iluminación y fotografía. Este es el currículum abreviado de un visionario que trabajó para las más grandes empresas durante las primeras décadas de aquel invento llamado cine. Pero, ¿cómo llegó hasta ahí?
En 1895, un Chomón de 24 años viajó a París. Allí descubrió el cinematógrafo de los hermanos Lumière, y también conoció a la que sería su esposa, la actriz Julienne Alexandre Mathieu. Junto a ella trabajó en el taller de coloreado a mano de George Méliès y, fotograma a fotograma, descubrió su pasión por el color en celuloide. Esa fascinación se tradujo en un nuevo método, cuando, en 1903, Chomón desarrolla el pochoir, que más tarde patentaría Charles Pathé, dando lugar al Pathécolor. Volvió a su taller en Barcelona, y en 1906 fue contratado por los estudios Pathé. En un París monocromático donde el color empezaba a hacerse paso, la empresa le dió a nuestro Chomón los medios y libertad necesarios para experimentar sin límites. Y vaya si lo hizo. El cineasta incluyó en sus cortos efectos adelantados a su tiempo, como el “paso de manivela” (hoy conocido como stop motion). Estos cortos son su obra más conocida, pero queremos resaltar dos títulos internacionales en los que su colaboración fue clave.
Cabiria
Fotograma de la película Cabiria
¿Quién le diría a Chomón que acabaría trabajando en la mayor superproducción de su época? Desde 1912, el turolense trabajó en la Itala Film y, de nuevo, volvió a tener una gran libertad, además de contar con su propio equipo técnico.
En estos años, Italia era la reina de la industria cinematográfica, coronada con la elaboración del llamado “cine colosal”. Estas obras eran largas, y se centraban en la espectacularidad, con una puesta en escena excéntrica que suponía un mayor presupuesto. Es el caso de Cabiria, película ambientada en la segunda guerra púnica de Roma. Aquí, cada detalle estaba cuidado al milímetro, incluida la contratación de los mejores profesionales. Pastrone fichó al aragonés, que ya contaba con buena fama, como operador de cámara y técnico de trucajes. Y lo hizo por la desorbitada cifra de mil liras al mes, casi diez veces más de lo que se solía cobrar por el mismo trabajo.
Pero lo cierto es que también se encargó de la fotografía, revelado, maquetas, efectos especiales, escenografía, e incluso de asistir al propio Pastrone en la dirección. Vamos, que no fue una pequeña colaboración. Como curiosidad, la técnica del travelling ya se había usado antes, pero en esta película se utilizó tanto, tan bien, y causó tanta impresión, que adoptó el nombre de “plano Cabiria”. ¿Y adivináis quién fue el responsable de esta técnica? Efectivamente, nuestro turolense favorito. Con una cámara montada sobre ruedas, Chomón perfeccionó el método que ya había introducido en Vie et Passion de Notre Seigneur Jésus-Christ (Zecca, 1907). Con carros y grúas, el resultado fue un travelling descriptivo, como nunca antes se había visto en pantalla.
La fluidez, dificultad, consciencia y majestuosidad de estos movimientos hicieron de Cabiria todo un referente visual para futuras generaciones. El ejemplo más inmediato fue D.W. Griffith, que dos años más tarde se inspirará en la obra de Pastrone para rodar la parte de Babilonia en Intolerancia. Aquellos movimientos de masas no tendrían tanta grandeza si no fuera por Chomón. Todo el mundo estaba maravillado por semejante puesta en pantalla. Desde los más impresionantes decorados hasta la espectacularidad de los planos, Chomón construyó así uno de los principales rasgos de Cabiria: la conquista del espacio.
Napoleón
Detrás de las escenas de Napoleón, montando una cámara a caballo
Llegamos hasta 1927, cuando Segundo de Chomón deja atrás la productora Itala Film para seguir trabajando de manera independiente. Los directores más importantes de la época, como Pastrone o Gance, se lo rifaban. Resulta que este célebre director buscaba un realizador capaz de contribuir en la mayor película de la historia. Así se refería a la obra que aún no había rodado, pero que ya sabía que iba a cambiar la historia. Porque era un hombre muy ambicioso, y porque no contrataba a cualquiera. Gance, que ya había fichado algún trabajo de Segundo de Chomón, vio en él la opción perfecta, y contactó con él. El español aceptaba entonces el empleo para ayudarle en esta superproducción, hoy conocida como un clásico del cine mudo, que narra parte de la biografía de Napoleón Bonaparte.
Pero no fue nada fácil. Chomón, como fotógrafo, responsable de efectos especiales, y operador de cámara, tuvo que enfrentarse a grandes retos. Utilizó movimientos de cámara inusuales para la época, que requerían de una destreza sin igual. Por ejemplo, la escena inicial, una batalla de bolas de nieve, fue rodada con la cámara en mano; una persecución se grabó con la cámara sobre un caballo al galope; u otra escena, con la cámara sujeta a un péndulo colgante. Además, el final de la película incluía toda una novedad: Gance y Chomón pretendían proyectarlo en tres pantallas con tres proyectores, a modo de tríptico que mostraba tres acciones diferentes (lo que sería la antesala del formato panorámico). ¿El problema? Muy pocos cines de entonces contaban con esa tecnología, por lo que solo se proyectó la parte central, además de recortarse la película, que duraba más de cinco horas. En 1981, el metraje fue recuperado por el historiador Kevin Brownlow, con financiación de Francis Ford Coppola. Pero, una vez más, y por increíble que parezca, se “olvidaron” de incluir a Chomón en los títulos de crédito.
Detrás de las escenas de Napoleón, ajustando la cámara sobre un trineo
Innovaciones como aquellos primeros planos extensivos, secuencias inestables, en movimiento, filmación en exteriores, multicámara, y el montaje rápido de imágenes conformarían todo un lenguaje cinematográfico que aún estaba en proceso. Chomón fue un pionero. El cineasta trabajó incansablemente en nuevas invenciones técnicas para cambiar la forma de hacer cine. La colaboración en Napoleón fue su último trabajo. Chomón murió en París el 2 de mayo de 1929, tras contraer una enfermedad infecciosa en Marruecos. Tenía 57 años. Hoy sus restos descansan en una fosa común, como tantos otros olvidados por la historia.
Hola:
¿Dónde está enterrado este magnífico cineasta, Segundo deChomón? Gracias.
Saludos,