El pasado viernes 23 de julio se estrenó en España Space Jam: Nuevas leyendas (Malcom D. Lee, 2021). El estreno oficial de la película, una semana antes en Estados Unidos, ya nos daba pistas de que esta entrega tenía todas las papeletas para desbancar como líder en taquilla a otras megafranquicias. En España, según Comscore, es la líder indiscutible del fin de semana, puesto del que probablemente tarde en bajar.
El éxito en taquilla de Space Jam: Nuevas leyendas no es difícil de rastrear. El hecho de que sea la secuela de una de las películas familiares más aclamadas de su época y retome la técnica de contar con uno de los rostros más conocidos del baloncesto estadounidense ya son motivos más que suficientes para no sorprenderse. Además, Warner Bros ha añadido a la coctelera el crossover masivo como elemento persuasivo para atraer a gente a la taquilla, una técnica que, como ya sabemos, parece ir cogiendo fuerza por su efectividad.
En este artículo hablaremos de la referencialidad como elemento narrativo y cómo Space Jam: Nuevas leyendas exprime sus recursos para convertirse en la película del verano. Y todo eso sin spoilers.
Space Jam: una película familiar
No nos engañemos, a Space Jam: Nuevas leyendas le han llovido innumerables críticas. Una de ellas es su flagrante pereza a la hora de contar su historia, a favor del espectáculo más visual y plano a nivel narrativo.
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Es una crítica más que legítima. Space Jam: Nuevas leyendas apenas se esfuerza en crear un ecosistema de personajes en el que vernos reflejados o que queramos apoyar por ciertos motivos. Solo la gesta de Bugs Bunny por volver a reunir a sus amigos, los Looney Tunes, tiene algo significativo detrás. La película, aparentemente ajena a esto, resuelve el conflicto de Bugs en una secuencia de montaje antes de la mitad del filme para no volver a hablar de esto nunca más.
Warner no muestra demasiado interés por esto: lo importante es la acción, la comedia rápida y mostrar a su estrella. Respecto a esto último, el conflicto familiar de LeBron está tan extendido y resulta tan plano que acaba comiéndose la mitad de la película, en detrimento del ritmo y la frescura de la misma. No creo que sea baladí el hecho de que LeBron, a pesar de su incuestionable importancia dentro de la NBA, no tiene el estatus de estrella mundialmente reconocida que tuvo Michael Jordan en su día. Así, uno de los mayores reclamos de la película se queda a medio gas, desplazando el resto del material a un segundo plano en el que no luce.
Imagen promocional de Space Jam (Joe Pytka, 1996)
En resumen, Space Jam: Nuevas leyendas mantiene un frágil equilibrio entre lo narrativo y lo lúdico que se sostiene menos cuanto mayor es la edad del público. Este es un punto delicado, porque podría entenderse que lo peor de la película es que es “para niños”, cuando el problema es cómo está enfocada para estos.
Las caras conocidas de Warner
¿Qué es lo mejor que puedes ofrecer al público cuando ya está acostumbrado a todo? Los efectos visuales son un requisito básico para todo blockbuster moderno. Sabiendo esto, un estudio tan grande como Warner Bros recurre a las autorreferencias y guiños para sostener la sensación de maravilla que atrapa a sus espectadores.
Parece sencillo. Por todos es sabido que la diversión que ofrece una película es proporcional a la cantidad de referencias a Harry Potter que pueda calzar. Por grotesca que pueda ser la práctica de restregar por la cara a tu audiencia cuántas franquicias tienes, no lo consideraría un problema dentro de la película si al menos tuviera una función clara. La oportunidad de hacer partícipe en la película al Serviverso de Warner se queda deslavazada, ya que se queda en un mero escaparate de propiedades intelectuales que, literalmente, se quedan desenfocadas al fondo del plano.
La galería de propiedades intelectuales de Warner se reduce a esto
En palabras del guionista Sergio Barrejón, estas referencias “no son más que una desesperada búsqueda de complicidad en la cobardía”. Que el público más impresionable pueda señalar a la pantalla y decir: “¡Mira, son los caminantes blancos!” no añade ninguna dimensión a la película más allá de que Warner enseñe su orgullosa colección de cromos, unos cuantos minutos después de haber hecho una (muy moderada) crítica al corporativismo de la propia empresa a modo de gag.
Las nuevas leyendas
Hay una verdad que afrontar sobre Space Jam: Nuevas leyendas. Independientemente de la calidad de sus entregas, la franquicia se las arregla para embaucar a los más jóvenes con su espectáculo de luces. Al final, importa relativamente poco que reivindiquemos un cine familiar o contenido infantil de calidad, si quienes objetivamente deben disfrutar de estos salen contentos de la sala.
Quién sabe cuánto tiempo podrá sostenerse la ilusión de ver a los personajes de Warner haciendo equipo con superestrellas deportivas. El caso es que, mientras dure, el fenómeno Space Jam seguirá siendo inocuo y, en el peor de los casos, vagamente molesto.
Imagen promocional de Space Jam: Nuevas leyendas
¿Dónde puedes ver Space Jam: Nuevas leyendas?
La segunda entrega de Space Jam está actualmente en cines.