Tengo que reconocerlo: los primeros momentos de The Last of Us (Craig Mazin y Neil Druckman, 2023) me preocuparon más de lo que llegaron a emocionarme. El reclamo que utilizaba HBO para su nueva y gigantesca apuesta era evidente: «¡Mirad, esta es una buena adaptación!». Su primer episodio calcaba planos de las cinemáticas del juego mientras nos llevaba a la vigesimoquinta distopía postapocalíptica genérica de la última década en televisión. De manera bastante poco sorprendente, esto bastó para convencer a los fans del videojuego de que The Last of Us era una adaptación fiel al material original.
Afortunadamente, los siguientes pasos de la serie fueron en una dirección un poco más esperanzadora: los calcos y los momentos que ampliaban o “deformaban” el material de base se sucedían indistintamente, dando por fin a la serie de HBO una identidad propia con el espacio para que pudiera brillar o estrellarse en sus propios términos.
Semanas más tarde, con el final de su primera temporada, The Last of Us se ha consolidado como una de las series originales de HBO más exitosas de la historia de la plataforma, y también como una de las mejores adaptaciones televisivas recientes. Pero además de su más que evidente éxito, ¿cómo se ha recibido esta adaptación? ¿Qué ha hecho diferente de otras adaptaciones de videojuegos? A continuación analizamos algunas de las claves que han hecho de The Last of Us un antes y un después en el mundo de la adaptación televisiva. ¡Y sin spoilers!
The Last of Us y la reescritura
Desde que los cambios significativos en la historia principal de The Last of Us empiezan a hacerse evidentes, los espectadores que conocemos el juego tenemos, por primera vez, la posibilidad de sorprendernos. Esto podría parecer irrelevante en un principio: si vemos una serie basada en un videojuego queremos ver algo reconocible, ¿no? Afortunadamente, Mazin y Druckman tuvieron el buen juicio de dejar este prejuicio a un lado y plantear una adaptación que daba lo mejor de ambos mundos.
¿El resultado? Una temporada con una columna central férrea, que no se separa ni un milímetro de la historia del juego que adapta. Pero esta decisión va mucho más allá: no excluye la posibilidad de desviarse en las partes más tangenciales o las tramas que ayudan a enderezar su eje central. El caso más evidente, pero no el único, es el de su tercer capítulo, Mucho, mucho tiempo, en el que la serie de Mazin y Druckman daba un rodeo para contarnos una historia paralela, tanto al viaje de Ellie y Joel como a la del juego. Este cambio no altera lo que esperamos que ocurra a largo plazo, pero sí los matices que visten al conjunto.
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Fotograma de Mucho, mucho tiempo (03x01)
Una vez visto el final de temporada de The Last of Us (y con una segunda entrega más que asegurada), es imposible quitarse de encima la sensación de que la serie no es una mera adaptación de lo que nos ofreció el videojuego hace ya 10 años. Esta historia llega a nuestros televisores no solo con el peso de los años sobre la espalda, sino con el de una secuela que provocó un gran impacto entre los fans del videojuego original. Quizá con la esperanza de mantener una mayor cohesión entre ambas partes de la historia, la primera temporada de The Last of Us se ha ido alineando con la tesis de su próximo final.
En definitiva, The Last of Us no tenía que cambiar su núcleo para ser excelente, y por eso no lo ha hecho. Sin embargo, las aristas que se han formado a lo largo de los años, así como las que dificultaban la conexión con The Last of Us: Parte II, han sufrido cambios a mejor para ofrecer la historia original del juego como mejor se podía hacer en 2023.
Fidelidad y cómo mirar hacia delante
Fotograma de Busca la luz (09x01)
Más allá de qué es lo que hace buena a una adaptación al audiovisual (spoiler: los ingredientes son muy similares a los de un buen biopic), el videojuego de la casa Sony tenía una ventaja evidente para cualquiera que le hubiera dedicado cinco minutos: ya contaba con una sólida dirección cinematográfica.
Con todo, y habiendo aceptado que siempre, en menor o mayor medida, debe haber cambios respecto al material original, algunos de ellos fueron llamando la atención conforme el viaje de Ellie y Joel los acercaba más a su destino. La estructura de los distintos segmentos que conformaban el juego era distinta, más enfocada en los personajes que en la acción o las habitaciones llenas de enemigos, hasta el punto de llegar a levantar quejas sobre la poca presencia que tenían los infectados en la serie de HBO.
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No era necesario que hubiera infectados en todos los capítulos. Ni siquiera en la mitad de ellos, como ha quedado más que demostrado. Para llevar The Last of Us a buen puerto era necesario entender qué hizo potente al videojuego y prescindir de lo puramente jugable. Los tensos momentos de sigilo, los puzzles con pallets y escaleras o el farmeo de materiales y munición pueden quedarse en el juego original: aquí tenemos una versión destilada de la historia que mira hacia delante, tanto para ser adaptada como de cara a su segunda temporada.
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Que interesante.
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