La violencia es algo que la ficción lleva retratando y recreando desde que se creó el formato. Todos hemos visto películas y series que muestran lo terrible pero común que llega a ser el uso de la violencia —Prisioneros (Denis Villeneuve, 2013)—, o que simplemente muestran cómo nos beneficiamos de ella —Adú (Salvador Calvo, 2020)—. Otras que la celebran y nos hacen creer que es el camino a seguir —Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1999)—, y otras que la rechazan y buscan enseñarnos una lección a través de ella —Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2019)—. Y es que, por muy terrible que sea, la violencia forma parte de nuestras vidas.
Ι Leer más: Nadie, la escena del bus, y otras cinco peleas claustrofóbicas
Hoy vamos a hablar de la nueva serie de la BBC que se estrenó el pasado lunes en Movistar+, Condena (Lewis Arnold, 2021), ya que retrata de manera sutil y pausada los diferentes tipos de violencia que se dan en una cárcel y fuera de ella.
¡Cuidado! El artículo contiene spoilers del primer episodio de Condena, menciones al suicidio, la autoagresión y descripciones de situaciones violentas.
La física
No es raro esperar que en una cárcel se repartan puñetazos o que los presos sean agresivos entre ellos, pero no es eso exactamente lo que se encuentra Mark cuando entra por primera vez en una. Aunque está rodeado de gente violenta, ¿qué sabe él realmente de la violencia? Es un profesor de 50 y pico años, ha cometido un crimen del que se arrepiente, está condenado a cuatro años… Todos esperaríamos que su primer encontronazo con la violencia de verdad fuese porque le atacase algún preso por ser “carne fresca”. Y aunque esto acaba ocurriendo, antes se enfrenta a otra cosa.
Violencia en Condena (Movistar+)
Es su compañero de celda, Bernard, el que le demuestra que la violencia física puede venir en diferentes formas. Debido a sus problemas de ansiedad e idealización del suicidio, Bernard se hiere a sí mismo y no tiene ningún tipo de reparo en reconocer que lo hace porque le da placer. Mark se tiene que enfrentar entonces a sus propios demonios, y empezamos a entrever que el crimen por el que está en la cárcel tuvo algo que ver con la bebida. Lo que Bernard siente por la autoagresión, el placer que esta le da, es lo mismo que siente Mark cuando decide ser autodestructivo y beber alcohol. Y es que la violencia física también la realizamos hacia nosotros mismos.
Ι Leer más: Qué nos cuenta el final de Otra Ronda sobre el alcohol y el ser humano
La emocional
Estar en la cárcel es aislante. A los presos se les despoja de todo lo que les hacía ser personas fuera, lo que les diferenciaba y les permitía ser ellos mismos. Pasan de ser un nombre y un apellido a un número identificador y un número de celda. Es por esto que Mark siente también, de manera incluso más fuerte que la física, la violencia emocional que supone estar encerrado sin contacto con el exterior. Cuando le preguntan qué solía hacer fuera, él sigue respondiendo en presente que es profesor, para corregirse casi al instante, dejando claro que se le olvida que no lo va a ser durante unos años; o peor aún, que nunca más va a volver a serlo.
Mark en Condena (Movistar+)
En uno de los momentos más emotivos del primer episodio, vemos cómo Mark y otros presos se preparan para recibir visitas externas, y cómo sus familiares están esperando, ansiosos, para entrar a verlos. El reencuentro es precioso y muy necesario; todos se alegran de volver a estar con sus seres queridos y de poder hablar cara a cara. Pero como todo en la vida, la visita acaba, y los familiares se van, dejando de nuevo a los presos solos y encerrados. Esta escena deja claro que, por mucho daño que estas personas hayan hecho, por debajo del duro exterior siguen siendo personas y teniendo gente en sus vidas que se preocupan por ellos. Y eso es algo que les ayuda a sobrevivir dentro de la cárcel.
La mental
Un personaje de la serie que sorprende es McNally, el guardia que maneja y organiza la zona en la que está Mark. Este guardia parece tenerlo todo bajo control y hace su trabajo con gusto. Esto cambia cuando uno de los presos le chantajea diciéndole que sabe que tiene un hijo encerrado en otra cárcel, y que puede hacerle la vida imposible si no sigue sus órdenes. Esto, claramente, no le sienta bien a McNally.
McNelly en Condena (Movistar+)
Este tipo de abusos y manipulaciones requieren una entereza que a veces es imposible de encontrar. McNally reacciona como cualquier otro padre haría: decidiendo proteger a su hijo. Pero de nada sirve, ya que el preso sigue yendo un paso por delante, y parece que va a ser así siempre. Este tipo de violencia en la que nos aprietan, sofocan y dejan sin opciones es una desgraciadamente muy común, ya que es la misma violencia a la que se enfrentan muchas personas y colectivos desfavorecidos y discriminados en la realidad.
Creo que nadie jamás ha pensado que estar en la cárcel fuese pan comido, pero es verdad que, de la misma manera que muchas películas y series idealizan la violencia, muchas ficciones a lo largo de los años han idealizado lo que es la vida en la cárcel. Sin embargo, Condena se aleja de todo esto, y nos deja claro que nadie sale ileso de pasar tiempo en una. Y es que la violencia se alimenta de dolor y soledad, y de eso hay de sobra en la cárcel.