Al igual que en la sociedad danesa, en Otra ronda (Thomas Vinterberg, 2021) coexisten todos los alcoholes —porque no hay uno solo—. El imprudente y tierno de la juventud, el soberbio de un intelectual, el desmadrado de un experto, el ilusorio de un adulto que se siente joven o el santo sanador de un depresivo. Mucho podemos aprender de Otra ronda, porque aunque la relación danesa con el alcohol es distinta a la de España, son muchos los parentescos que padecemos, viendo en esos jóvenes inocentes o en esos profesores venidos a menos los de nuestros institutos.
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Así que, ¿cómo se acerca Vinterberg a esta relación con el alcohol? ¿Quién es el malo de la peli?
Aviso: ¡a partir de aquí hay spoilers!
Salirse del molde
Otra ronda, a pesar de tener una premisa muy original (cuatro profesores se emborrachan con el objeto de hacer un riguroso estudio sobre los posibles beneficios del alcohol), parece seguir una estructura bastante convencional. A poco que hayamos visto un par de películas en nuestra vida creemos saber lo que va a ocurrir desde que conocemos el conflicto del protagonista: Martin es un hombre amargado, pueba el alcohol para dejar de serlo, parece que las cosas empiezan a irle bien, se pasa de la raya y la lía parda. Hasta aquí es una estructura que ya hemos visto más veces, pero aun así no podemos dejar de mirar. Te atrapa, te envuelve como un dulce y embriagador sorbo de cerveza artesanal. ¿Por qué?
Pues, primero de todo, por el tono. Aunque nos riamos con ella no es pura comedia, como su premisa le habría permitido ser, y aunque lloremos con ella no es puro drama, como sus personajes le habrían permitido ser. Otra ronda es otra cosa, llena de matices, puntos de vista y perfectas contradicciones. Y lo es porque se toma a sí misma, más que como una película, como un intento de acercarse con fidelidad y respeto a la realidad.
Fotograma de Otra Ronda
No es un discurso moral ni intenta imponer una verdad —como podría parecer con esa estructura tan didáctica que plantea—, es solo una historia que procura acercarse a la inabarcable amplitud que tienen las historias de verdad. Por eso utiliza, cuando están sobrios, esa luz y ese montaje tan natural, lejos de artificios y engaños que glorifiquen o empequeñezcan las decisiones de los personajes. Algo en lo que Vinterberg se formó sobradamente, como su buen amigo Lars Von Trier, cuando empezaba en la industria con obras como Celebración (1998) y el Dogma 95.
Pero si se sale del molde no es solo por la forma, sino por la forma en la que esta acompaña al contenido. Esa estructura, tan real como la vida misma pero también tan trillada, da un giro de 180 grados con un último acto que la convierte en un discurso absolutamente innovador y al que ese traje de luz y montaje natural le sienta de muerte…
Un final perfecto
Fotograma de Otra ronda
Tras la muerte de Tommy, que borracho perdido se ha ahogado en el mar, sus amigos pasan el luto como él lo habría querido: emborrachándose. En ese momento entendemos a Martin, que, a punto de recuperar su matrimonio, no puede probar ni gota del líquido que casi acaba con él. Así que aquí confirmamos que la peli es la que predijimos que sería: él va a rechazar el alcohol para que aprendemos que es un invento del diablo… pues nada más lejos de la realidad. En el último momento Martin se emborracha como nunca, ofreciéndonos una de las mejores secuencias de baile que se han hecho desde Fred Astaire o Gene Kelly (en serio, Mads Mikkelsen baila de miedo).
¿Pero por qué? ¿No podemos aprender nada entonces? Desde luego que sí, pero una lección de vida, no una moral. Martin no reniega del alcohol. Sabe que sin él toda su vida habría sido una mierda y nada le promete que lo vaya a dejar de ser. Tampoco significa que lo abrace y se rinda ante él, es lo suficientemente sensato como para conocer sus peligros y aprender de los errores. Por tanto, ¿qué nos queda? ¿Qué diferencia hay entre esta borrachera y las que hemos visto antes, pasajeramente sanadoras o duramente destructivas?
Pues solo hay una diferencia, y es que en ese puerto, rodeado de una multitud embriagada, es la primera vez que Martin bebe solo.
En Otra ronda, como en Dinamarca, el alcohol es una cuestión social
Fotograma de Otra ronda
Hasta ahora Martin siempre ha bebido por los demás, pensando en el Martin que se proyectaría hacia fuera, en lo que los demás pensarían y en lo que conseguiría de ellos. La primera vez que bebe es porque piensa que así se convertirá en el buen profesor que aún no es, o que salvará un matrimonio en vías de extinción. Si lo sigue haciendo es porque consiguió lo que buscaba, y si termina tan mal es porque estaba cegado por el éxito profesional y social que había construido.
Y él no es el único: si estos cuatro profesores empiezan el experimento es porque uno de ellos, Martin, lo está pasando mal y buscan ayudarle como grupo. De igual modo, ese alcoholismo tan diferente de la juventud carecería de sentido sin un componente tan marcadamente comunitario. Ninguno de ellos bebe por sí mismo. Tal vez por esta idea de comunidad se entiende que, aunque haya un claro protagonista, Otra ronda se desarrolle de forma tan coral.
Que Martin beba pensando únicamente en sí mismo no solo significa que al fin se haya visto como un ser independiente a los demás, sino que se ha visto como un ser imperfecto y se ha aceptado.
«La muerte de mi hija me confirmó que había que rodar una celebración de la vida. Hablo de elegir tu vida, tomar tus decisiones […] Vivimos inmersos en la cultura de la representación; todo se fundamenta en lo que aparentas, en los premios que ganas, en los likes que consigues, en las entradas que vendes…»
Thomas Vinterberg sobre Otra ronda
Porque somos criaturas defectuosas
Fotograma final de Otra ronda
Thomas Vinterberg nos cuenta la verdad universal que guía cada una de las decisiones que ha tomado en la película, y lo hace a través de un personaje muy secundario. Un estudiante con graves problemas de estrés explica en un examen oral de filosofía: “Somos seres defectuosos y debemos asumirlo para poder querer a los demás”.
Tanto este estudiante como Martin consiguen beber con esto en mente, y por eso tienen los finales más felices. Vinterberg no nos está diciendo que esta sea la forma de beber —ahí está Tommy para demostrarlo—, creo que nos está diciendo que esa es la forma de aceptarnos.
Si procuramos ser perfectos exigimos lo mismo a los demás, y eso es algo inalcanzable. Al beber Martin por sí mismo, evadido, rodeado de gente pero en su cabeza completamente solo, el único que destaca entre toda esa multitud monocromática, está asumiendo que no es perfecto. Y nosotros lo celebramos con él.
«Cuando vio la película, mi mujer me dijo que hablar de cuando decides perder el control y olvidarte de las apariencias suena a cuando te enamoras: es incontrolable cuándo ocurre, cómo ocurre y si ocurre.»
Thomas Vinterberg sobre Otra ronda
La otra ronda es una Oda a la libertad, a la rebeldía, a la diferencia, rechaza los moldes sociales para llevarnos a otros que destruyen pero aceptados no importa que maten la conciencia como el alcohol. El baile,magistral, es la celebración con el reencuentro de aceptarnos perfectamente «imperfectos» y gozar
Acudir al alcohol para cambiar? Qué libertad refleja? El ser humano no puede cambiar por un nuevo proyecto que cambie el lugar que lo condiciona?
La libertad es perder la razón?
Acudir al alcohol para cambiar? Qué libertad refleja? El ser humano no puede cambiar por un nuevo proyecto que cambie el lugar que lo condiciona?
La libertad es perder la razón?
Para mi el alcohol es parte de su travesía por el desierto, hasta que con la muerte de su amigo se da cuenta de quien es, con sus defectos y sus virtudes, se quiere, le da igual la opinión de los demás, y explota de felicidad.
Respondiendo a Pedro, creo que la peli mas que decir que el alcohol es «necesario» para cambiar, esta diciendo que es una salida, un agente de cambio en sus vidas, la misma peli se podia haber rodado con drogas o con clases secretas de tenis si eso les apasionase. Es un agente externo ajeno a sus vidas diarias que influye dandoles una nueva perspectiva y, en este caso, una facilidad inherente al alcohol para desatarse socialmente.
Tal cual como señala Alejandro, no es el tema el alcohol sino como algo externo te elicita el permiso para que emerja tu verdadero ser en coherencia con la sana libertad qué se necesita para existir en el mundo que te has negado a vivir como todo ser humano merece.
Es algo confusa. Aceptar sus límites e imperfecciones y adquirir libertad para ser uno mismo. Eso sería para mi, de manera más clara..
Discrepo en la manera en la que se interpreta el final de la película en este texto. La última borrachera del protagonista, en un momento fundamental para recuper su vida, significa que la relación que mantiene con el alcohol ha acabado superándole. Sin opinar sobre si debería o no de abandonar la bebida definitivamente, para que el significado de la película fuese el que se situa en este artículo, esta debería de haber acabado con el protagonista dejando a sus compañeros en la celebración y yéndose a recuperar su vida
Muy de acuerdo.
Absolutamente. Martin elige entre retomar su relación con Anika (con quien se escribe mensajes) y eso implicaría mantenerse sobrio, o abandoarse a la bebida, dejar de resistirse, porque entiende que no puede hacerlo de otra manera. Su baile es una mezcla de éxtasis y desesperación, es una despedida de su vida de hasta entonces, asumiendo todos los riesgos, incluso el de la muerte (le escribe a su ex que siente a Tommy dentro de él).
Perdonadme, pero no sé si me he enterado bien del final, pero acaba tirándose por el muelle de Copenhague. Aunque se acepte, vuelve a perder el control con consecuencias fatales.
Se acepta tal como es. Sí. Es decir, renuncia a intentar estar sobrio para recuperar a su mujer. Le escribe que Tommy está dentro de él. Su baile es una despedida de Anika, es desesperación y es un salto al vacío.
Pienso que decide acabar en el mar, como el amigo que siente dentro de él.Genial, extraordinario Mads Mikkelsen. Todas sus interpretaciones son perfectas.
Muy de acuerdo.
Muy de acuerdo.
Es el estilo actual de hacer películas. Con sugerencias y la audiencia elabora sus conclusiones.
Cómo la vida misma el final es abierto, no hay certidumbre de lo que pasará con Martin
Cualquiera desea que Martín recupere su autoestima y su amor por los seres queridos, es humano pensar esto. Sin embargo será un desafío para el.
Pues yo pienso que en la última escena no bebé sólo. Lo que diferencia ese beber de los otros es que en la última escena bebe feliz. No bebe para mejorar lo que tiene, bebe porque está feliz con lo que tiene